jueves, 30 de noviembre de 2017

LLEGA LA NAVIDAD
Hemos tenido conocimiento de la nueva Resolución de la Junta de Extremadura para la ampliación de horarios de los locales de ocio durante las fiestas navideñas de 2017. Exactamente igual que el año anterior. Solo cambia un detalle, la persona que firma la Resolución, por lo demás todo igual. Una Resolución ilegal, pues se apoya en una Orden, la de 1996, en la que ninguno de los supuestos en los que se permite esta ampliación se asemeja a esta "barra libre" de casi cuarenta días con la que la Junta obsequia a los hosteleros. Uno piensa en quienes están detrás de este nuevo desaguisado e intenta interpretar todo esto. ¿Iletrados? ¿incompetentes? quizá la respuesta esté en nuestro Código Penal. Esta Resolución, publicada el día antes de darnos la buena nueva a los vecinos que vamos a sufrir sus consecuencias, puede ser calificada de muchas maneras, pero los términos honestidad y transparencia no sirven para describir el comportamiento de quienes están detrás de esto. Una perversión, sí, tal vez esa sea la palabra.
Las personas responsables, digo, de este desaguisado, utilizan para lavar unas conciencias poco exigentes el subterfugio de que con estas ampliaciones de horarios se genera empleo. Triste es que la imaginación de nuestros dirigentes alumbre tales ideas para generar empleo en la región.
Triste es también pensar que pueda quedar impune el proceder de quienes ponen su granito de arena para joder los últimos años de vida de ancianos que no tienen recursos para huir a un lugar mejor, de unos ancianos atrapados en pisos donde el ruido viola su intimidad y socava su salud con la inestimable ayuda de cargos políticos y funcionarios serviles.

Pues sí, señoras y señores, desde la Junta de Extremadura han decidido un año más permitir que los borrachos de cuatro de la madrugada puedan estar hasta las siete vociferando, meando por las esquinas, y si se tercia, pues tan generoso es el horario que permite ingerir de lo lindo, vomitar allá donde el cuerpo mande. Una vez más han abandonado a las víctimas de este problema que es el ocio nocturno en las zonas residenciales. Con ello, los responsables de este desaguisado, que conocen bien el problema, han hecho un autorretrato fidedigno de su catadura moral.