El día 10 de diciembre se firmaba la declaración del Casco Antiguo de Badajoz como Zona Saturada por Acumulación de Ruidos. Se hacía así tras los estudios sonométricos realizados meses antes, como establece el Decreto DECRETO 19/1997, de 4 de febrero, de Reglamentación de Ruidos y Vibraciones. Y estos estudios se hacían por encargo del Ayuntamiento. Hasta ahí, todo bien. Parece que el Ayuntamiento de Badajoz vela por el derecho de los vecinos de un barrio al descanso nocturnos. Parece que, tras la mala experiencia de la Urbanización Guadiana, nuestras autoridades no están dispuestas a que el hacinamiento de bares degrade, una vez más, un barrio de la ciudad. Pues no. Las cosas a veces no son lo que parecen, no debemos caer en el optimismo. La declaración, cuya copia conseguimos tras varias visitas y una petición por escrito, se realiza “a instancia de parte”, es decir, no es iniciativa municipal. Desde la fecha de firma de la declaración (se pidió también información de la fecha de entrada en vigor y del medio utilizado para informar de la misma, extremos estos que aún no han sido contestados) se han abierto en la zona cuatro bares de ocio nocturno, se ha transformado un bar de desayunos en un bar de copas y se está obrando para abrir otro bar en un local de grandes dimensiones en la Plaza de España. Podrán decir, los responsables de esta incongruencia, que estos negocios comenzaron su tramitación antes de la declaración. Puede ser. Pero no es menos cierto que las licencias de apertura son autorizaciones administrativas, no derechos, y que por tanto pueden concederse o no, todo depende de la prioridad municipal. Y en este país los ayuntamientos suelen velar por el interés privado de determinados colectivos empresariales más que por los derechos ciudadanos, siendo estos últimos los que tienen que “buscarse las habichuelas” para velar por sus derechos en los juzgados ( PEACRAM, Juristas contra el ruido ). En ese sentido van, de forma casi invariable, las interpretaciones de la Ley que hacen nuestros ayuntamientos. Es decir, suelen ser corresponsables de situaciones insostenibles de degradación urbana. Curioso ¿verdad? Y para ello no hay que buscar filias políticas, es una tendencia multicolor.
¿Y que pasa en nuestro barrio? Hasta la fecha ha ido incrementándose el número de negocios ante la pasividad municipal, que solo ha declarado la zona saturada porque así se lo han pedido, a pesar de contar con un antecedente muy negativo en la Urbanización Guadiana. Ahora, tras reconocer un problema, cabría esperar medidas paliativas ¿cuáles serían esas medidas? Al menos, el cumplimiento de la Ley. El cumplimiento de los horarios de apertura y cierre de los bares, porque hay algunos bares que cierran habitualmente más allá de la hora permitida, que son de sobra conocidos por nuestros ediles y por la policía municipal. El cumplimiento también de las normas de aislamiento acústico. O el cumplimiento de la prohibición de beber en la calle. O el cumplimiento de los términos de las licencias, pues hay bares con equipo musical sin tener autorización para ello, funcionan y son conocidos por la policía municipal. Los bares tienen que tener sus puertas cerradas como medida de aislamiento acústico, y todos sabemos que demasiados bares incumplen esto. Se forman auténticos botellones en algunas calles y no pasa nada ¿somos una ciudad sin ley? Algunas patologías urbanas bien patentes en el casco antiguo parecen indicar eso. Existe un incumplimiento sistemático de normas y aún así no existe apenas presencia policial. Esto se llama desamparo ciudadano. Y dejación de funciones. El ruido se ha instalado en el barrio, el Ayuntamiento lo reconoce a regañadientes ¿y después qué? Los sufridos vecinos estamos esperando a que nuestras autoridades muevan ficha, queremos que el Ayuntamiento cumpla con sus obligaciones y vele por el descanso de los vecinos y ponga en práctica medidas paliativas ¿vamos a tener que esperar mucho?